Cuenca de nuevo, esta vez en «gran formato».
Mañana de paseo fotográfico por la bellísima ciudad de Cuenca. Me quedé con ganas de más pero lo cierto es que sólo llevé 16 placas. Aunque Foma 100 no lleva mucha plata, jejeje, las placas “pesan” como cualquier pata negra cuando van cargadas en sus chasis … 8 en total. Mañana de estreno. Sí, un estupendo Manfrotto 055 de aluminio que, acompañado de su rótula Manfrotto 410 superaban los 3,5 kilos de peso. Sarna con gusto …
El Manfrotto ha supuesto una mejora notable en mi experiencia con la Chamonix. Su robustez y la facilidad de manejo de la 410 facilitan un experiencia fluida … más fluida.
No me quejo del rendimiento de la Foma 100, ni de los resultados del revelado con HC-110, pero seguramente hubieran sido mejores con FP4 o HP5 … vale, obvio, aunque es cierto que sobre todo los eché de menos en las últimas fotos pensando que, tal vez, hubieran empujado más y mejor el contraste cuando la luminosidad del día se aplanaba apresuradamente. Ay, me dejé en casa los filtros … En fin. Hay que volver 😉
- Equipo: Chamonix F1 : Nikkor-SW 65/4 : Nikkor-W 150/5.6 : Nikkor-M 300/9
- Película y revelador: Foma 100 : ISO 100 : HC-110 1+63
- Otros datos: Epson V800 : Epson Scan
Pinchar para hacer más grandes, el gran formato se debe disfrutar así ¡bien grande!
El día comenzó frío, mucho. No me decidí a montar la cámara hasta que llegamos al barrio de San Martín. Monté el Nikkor-SW 65/4 para esa primera toma. Desde entonces, uf, gran formato peripatético con la cámara al hombro montada en el trípode.
Siguiente parada bajo las mismísimas Casas Colgadas, la imagen más reconocible de la ciudad. Pero la que yo buscaba era la del Puente de San Pablo, el ingenio que une el casco viejo de la ciudad con el no menos vetusto convento de San Pablo, ahora convertido en Parador. Para esta toma desmonté el 65mm para usar el más adecuado Nikkor-W 150/5.6.
La siguiente parada la hicimos en el mismísimo puente para fotografiar otra de las estampas clásicas de Cuenca, la que ofrece la hoz del Huecar. Una primera con el 150…
… para cambiar rápidamente por el Nikkor-M 300/9 y así acercar un poco la vista a los detalles que se observan bajo la mole de la iglesia de San Pedro (a la derecha) …
… y de nuevo vuelta al 150, esa vez para intentar un juego de enfoque apuntando al edificio del Archivo y la fachada del Convento de San Pablo. Una pena que se me olvidará abrir el diafragma para que el efecto fuera más apreciable.
Una vez en la cuesta de subida al Parador cambié de nuevo al 300, esta vez para capturar el trasiego de turistas por el puente y también, en otra toma, para acercar la imagen de la fachada de la capilla del Convento.
Entre tanto, iban llegando las anunciadas nubes. Bajamos la cuesta de subida al Parador y nos encaminamos al barrio de la Parroquia de El Salvador. Cerca de la iglesia hay un parque recogido entre casas pintadas de colores que, pese a llevar blanco y negro, tenía ganas de fotografiar. Esta vez, de nuevo, con el Nikkor-SW 65/4
Otro imagen a la que tenía ganas es la que ofrece la esbelta torre de la iglesia de El Salvador desde el mismo parque. Ahora, con el Nikkor-W 150/5.6
Las nubes se amontonaban y la luz se empobrecía por momentos. Echamos a andar en dirección la Calle del Peso y desde allí, cuesta abajo, hasta San Juan para hacer esta fotografía con el 150…
Despúes, al final de la Calle San Juan, en donde se encuentra con Palafox, hicimos un retrato a «los turbos» …
Y para finalizar, con poca luz, disparando a 1/4 de segundo, un fotografía de la Iglesia de la Virgen de la Luz, apenas visible entre las ramas cadavéricas de los álamos de la ribera del Júcar.